Luego del temor que implica trabajar como independiente, y lanzar un producto o servicio, le sigue: delegar. Y este paso, por suerte, se da luego de cierto crecimiento pero al que se le suma estancamiento. En un posteo anterior hablamos de cómo este factor nos puede ayudar a optimizar nuestro tiempo. Lo cierto es que a pesar de los beneficios, el paso a dar se demora o nunca llega.
Esto, ¿tiene consecuencias? Claro que sí: delegar implica crecer. Para llegar a este punto es necesario derribar las barreras mentales del “yo puedo con todo” y la del “no creo que otro sea capaz de hacer lo que yo vengo haciendo”.
¿Cómo hacer entonces? Primer paso abrir la mente. Segundo, tener en cuenta que quien está al mando del emprendimiento será quien ponga las reglas a seguir, es decir vos. Por lo tanto solo te quedará definir las tareas a delegar y cómo deseás que se lleven a cabo. Pero, ¡ojo! En ocasiones deberás dejarte guiar y lograr un punto en común entre tu deseo y lo que verdaderamente conviene hacer para llegar a él.
Contanos, ¿qué áreas de tu emprendimiento te cuesta delegar?